Buena fortuna
Desde la entrada de la cabaña el discípulo miró a su maestro, que a lo lejos descendía de una colina, ayudado por su bastón y de inmediato una pregunta se apoderó de él: ¿llegaré a ser alguna vez como mi maestro?. Sin respuestas, la pregunta no cesaba...
Una vez que el maestro hubo arribado hasta la cabaña y se disponía a entrar, luego de momentos de duda, el discípulo se animó a hacer la pregunta: "Maestro, ¿cree que algún día seré como Ud.?"
El maestro, sorprendido, no tardó en responder: "Lamento decirte que nunca llegarás a ser como yo...".
En la mente del discípulo solo habitaban el desconcierto y la frustración. ¿Para qué, entonces, tanta disciplina y dedicación, durante tantos años?. Su aprendizaje comenzaba a perder completo sentido, mientras la tristeza lo invadía...
"Tómalo como buena fortuna" - agregó el maestro. "Te he liberado de un gran peso, pero no creas que andarás liviano... ahora solo te queda procurar ser como tú".
martes, 6 de mayo de 2008
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